Médica Patóloga, tesorera de la Fundación Femeba y Secretaria de Hacienda de Femeba.
Recurso humano y pandemia
Una oportunidad para visibilizar las dificultades y generar cambios
Hablar sobre el recurso humano de salud en el marco de la pandemia nos permite darle una mirada desde diferentes ángulos. En esta oportunidad, haremos un enfoque general compartiendo algunas inquietudes a resolver.
Mencionaremos algo positivo, ha sido valiosa e imprescindible la optimización del Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentino (SISA), con mejoras en el registro de información sobre los establecimientos y los profesionales de la salud. Desde el año pasado contamos con datos sobre la cantidad de camas, tanto público como privadas y sobre el recurso humano de todo el país que, anteriormente, eran difíciles de obtener.
Si bien con el inicio de la pandemia se incrementaron la cantidad de camas en el segundo nivel, el recurso humano, en relación tanto a la cantidad como a las especialidades requeridas en este período, no se aumentó: no se puede formar de un día para el otro ante una crisis, situación que se dio en especial con los médicos y enfermeros de las terapias intensivas. No obstante , se reforzó la atención de pacientes con COVID-19 tanto en lo ambulatorio como en las internaciones , con gran vocación de servicio se colaboró en forma sostenida, con jornadas de doble horario , guardias sin descanso, en verdad numerosos héroes a los que se les ha agradecido con llamativa tibieza y rápido olvido.
Los profesionales (médicos y enfermeros entre otros, como así también todo el personal) sostuvieron con su trabajo diario el funcionamiento del sistema, abocados a la atención expusieron su salud con numerosos casos de contagio y muertes por COVID. Tenemos una dolorosa cifra cercana a los 500 trabajadores de la salud fallecidos.
Antes de este escenario, ya veíamos con preocupación el pluriempleo, las remuneraciones salariales y honorarios en la seguridad social muy bajos, agotamiento por exceso de trabajo, estrés crónico, burnout, gran insatisfacción con la actividad. Se vislumbra un futuro sombrío. Esto es lo que se percibe entre los profesionales y así también lo expresan quienes afrontaron la pandemia en la primera línea y aún continúan trabajando.
La fragmentación en el sistema de salud, la descentralización y la falta de un proyecto a mediano plazo, no permiten ir más allá de los reclamos del sector que cada vez son menos percibidos.
Es inentendible la falta de acuerdos básicos entre los ministerios de salud de los distintos ámbitos y las facultades de Ciencias de la Salud para formar profesionales de acuerdo al perfil que se necesita y poder definir las residencias de acuerdo a las especialidades que se requieran. Aquí volvemos a marcar que si no tenemos un verdadero Sistema de Salud acorde a las necesidades actuales y claridad en los objetivos, es complejo encontrar el camino a seguir.
Creíamos que había posibilidades cuando se mencionaban en las encuestas la salud como preocupación relevante para la sociedad, pero no nos engañemos: sólo refleja una inquietud desde lo individual y por la enfermedad, no la salud como un bien colectivo y paulatinamente también va desapareciendo.
Podríamos analizar la importancia dada a la salud en este período electoral: ¿cuántos debates escuchamos sobre la salud pública?, ¿cuántos candidatos hablaron e hicieron propuestas superadoras sobre este tema? Sólo fuimos testigos de comentarios partidarios, poco serios, con miradas miopes e irrelevantes; la salud y sus trabajadores no existieron.
Entonces, quienes estamos en el sector, quienes percibimos las debilidades y la necesidad urgente de cambios: ¿qué podríamos hacer?, ¿qué proponemos? ¿O sólo nos sumamos a las débiles voces que no son escuchadas?
Es un desafío que aún no encontramos cómo resolver o qué camino iniciar. Sin dudas, si seguimos en esta postura de expresar lo mal que están los trabajadores de la salud en particular y el sistema de salud en general no se lograrán cambios importantes. Debemos avanzar y el primer escalón es el diálogo, los acuerdos y gran perseverancia, donde el liderazgo del estado es fundamental y quién debería convocar.
Coincidimos que la reforma en el sistema de salud es imprescindible y uno de los pilares fundamentales del mismo es el recurso humano. Estamos esperanzados en que se realizará porque el escenario es cada vez más complejo y ahí nos sumaremos en pos de construir un sistema más equitativo con mejor calidad e inclusivo. Pero si no lo hacen, es hora de salir de la comodidad, de la crítica improductiva, animándonos a reclamar con mayor énfasis, a juntar voluntades y hacer alianzas sumando sectores y dándole visibilidad a la problemática.
Seamos verdaderos actores comprometidos: ya es hora de salir del confort de los espectadores y animarnos a liderar el cambio que todos reclamamos, que esperan los trabajadores de la salud y que favorecerá a la sociedad.
Verónica Schiavina