Medico. Nacido en Capital Federal 17 de noviembre de 1946. Reside en Posadas, Misiones.
Recibido en la Facultad de Medicina de la U.B.A, en 1973.
Médico Especialista en Radiología desde 1979, Secretaria de Salud de CABA.
Medico Radiólogo 1980 Colegio Medico de la Pcia. de Misiones.
Medico en Diagnostico por Imágenes, en 1997 otorgado por el Consejo de Certificación de Profesionales Médicos, de la Academia Nacional de Medicina.
Socio de la Sociedad Argentina de Radiología. Secretario General de la Federación Medica de Misiones.
Secretario de Previsión Social y Obras Sociales de la Confederación Medica de la Republica Argentina.
Presidente de la Red Argentina de Salud.

03-08-2021

Nutrición en la agenda de las políticas públicas

Ubaldo Astrada - Columna para el Grupo PAIS

La Nutrición es tanto un indicador como un resultado del desarrollo de los países. Siete de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la ONU para la Agenda 2030, y suscripto por nuestro país como compromiso a alcanzar, están relacionados con la Nutrición, y el logro de las metas de poner fin tanto al hambre (meta 2.1 de los ODS), a todas las formas de malnutrición (meta 2.2 de los ODS) como la de reducir la mortalidad infantil y mejorar la salud materna (meta 3 ODS) tienen una relación causa-efecto directa con la alimentación saludable y la seguridad alimentaria. en el contexto de la Agenda 2030 y responde a los desafíos expuestos en el Segundo Marco de Acción de la Conferencia Internacional sobre Nutrición y el Decenio de Acción de las Naciones Unidas sobre Nutrición 2016-2025.

Además, la malnutrición tiene una repercusión negativa en el crecimiento económico y perpetúa la pobreza porque causa pérdidas directas en la productividad, pérdidas indirectas ocasionadas por deficiencias en la función cognoscitiva y fallas en la escolaridad, a las cual se suman las pérdidas por el continuo aumento de los costos de la atención sanitaria. Aunque no se dispone de cálculos nacionales precisos, está demostrado que esos costos y la carga social que representa atender a millones de personas que sufren enfermedades relacionadas con la nutrición son exorbitantes. Por consiguiente, es fundamental la prevención de todas las formas de malnutrición. Las pérdidas en el producto bruto interno (PBI) debidas a la malnutrición se calculan entre 2% y 3% y las pérdidas de productividad personal alcanzan hasta 10% de los ingresos durante toda la vida. En estudios muy autorizados se ha llegado a la conclusión de que las intervenciones nutricionales se cuentan entre las inversiones en el desarrollo que generan los mejores rendimientos costo-efectivos.

Esta visión transformadora inherente a la agenda 2030 entraña el imperativo ético de adoptar nuevas formas de elaborar políticas públicas. Por ejemplo, la creciente pandemia de sobrepeso y obesidad que afecta cada vez más a los países de ingresos más bajos y que está agravando rápidamente las múltiples cargas de la malnutrición y enfermedades no transmisibles, indica la necesidad de reexaminar nuestro modo de considerar y medir el hambre y la inseguridad alimentaria, así como sus vínculos con la nutrición y la salud.

 

TRANSICION EPIDEMIOLÓGICA EN LA ARGENTINA

Las enfermedades crónicas no transmisibles, o mejor denominadas crónicas de transmisibilidad social, incluidas las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la obesidad, ciertos tipos de cáncer y las enfermedades respiratorias crónicas, son la causa de más del  65% de las 59 millones de muertes anuales, lo cual significa que 38 millones de personas fallecieron debido a estas enfermedades en 2018. El 80% de esas muertes por enfermedades crónicas se producirán en países de ingresos bajos y medianos. El 80% de las enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo II y el 40% de los cánceres pueden prevenirse mediante intervenciones altamente costo-efectivas.

Hasta antes del 2005 Argentina contaba con escasos estudios epidemiológicos sobre las condiciones de nutrición y salud de su población, que presentaban además limitaciones desde el punto de vista de su representatividad geográfica o de su contenido, hecho que no permitía una adecuada comparación entre las jurisdicciones y una importante dificultad y debilidad en términos de definir políticas públicas orientadas a disminuir las brechas de inequidad existente entre jurisdicciones o condiciones socioeconómicas, culturales o ambientales.

            Las Encuestas Nacionales de Nutrición y Salud (ENNyS) y las de Factores de Riesgo (ENFR) realizadas por el Ministerio de Salud a partir de 2005 constituyeron para nuestro país un hito sin precedentes y pusieron en evidencia la imperiosa e imprescindible necesidad de incorporar el área nutricional en la Agenda Política y en la Planificación Estratégica de Salud. 

            Los datos obtenidos pusieron a la luz en términos de epidemiología   nutricional, la coexistencia de situaciones de déficit, junto con la elevada frecuencia de sobrepeso, obesidad, diabetes y factores de riesgo para enfermedades crónicas no transmisibles, todas ellas relacionadas con hábitos de vida y alimentarios inadecuados, dando cuenta de la importancia de la denominada “doble carga de enfermedad” que en Argentina, al igual que en otros países, constituye un problema sanitario relevante que requiere de estrategias específicas para su resolución.

                         Los principales problemas nutricionales en La Argentina son, además del sobrepeso y obesidad, diabetes y factores de riesgo CV, la desnutrición infantil, el retraso del crecimiento y las carencias de micronutrientes (especialmente el hierro y el iodo) y que afectan a más del 50% de la población. Al igual que el resto de los países de la región, se enfrenta con una doble carga de morbilidad al coexistir la obesidad con la desnutrición. La desnutrición y el retraso del crecimiento, importantes factores determinantes de la mortalidad infantil y de la niñez, amenazan los esfuerzos para alcanzar los objetivos de desarrollo nacional.

            La nutrición subóptima en todas sus formas, incluidas las carencias de micronutrientes (anemias en las embarazadas y en menores de 2 años) compromete gravemente la eficacia de otras intervenciones en salud por la repercusión directa que tiene en el sistema inmunitario, el aumento del riesgo de enfermedad, así como la discapacidad y la muerte. La pandemia de Covid 19 incrementó la letalidad de la obesidad, la diabetes y la HTA, transformando estas patologías, junto con la edad, en los mayores factores de riesgo de mortalidad por Covid 19. La mala calidad de la alimentación en la primera infancia, por sí sola y junto con las enfermedades infecciosas es una causa importante de defunción, retraso en el crecimiento, trastorno de la función cognitiva y, además de otras enfermedades, tienen un impacto negativo sobre la escolarización, teniendo una alta incidencia en el desgranamiento y deserción escolar.

      El acceso restringido y el bajo consumo de alimentos ricos en micronutrientes ocasionan la alta prevalencia de anemia en mujeres y niños. En las zonas rurales y las zonas urbanas pobres, los padres con sobrepeso y obesos a menudo sufren de carencias específicas como hierro y folato y sus hijos suelen tener anemia o retraso en el crecimiento. La mayor incidencia de obesidad y de enfermedades no transmisibles en nuestro país está vinculada a la pobreza, hábitos alimentarios inadecuados y una vida sedentaria, con escasa o nula actividad física.

En definitiva, la Agenda 2030 ofrece un marco adecuado y oportuno para poner en marcha una nueva generación de políticas y avanzar hacia un nuevo estilo de desarrollo que permita alcanzar un círculo virtuoso de crecimiento, igualdad y sostenibilidad para las generaciones presentes y futuras.

Dr. Ubaldo Astrada, 2012