
Médica Psiquiatra.
Directora de la Carrera de Especialista en Psiquiatría UBA.
Directora de la Residencia en Psiquiatría UBA y MSal.
Docente Adscripta UBA.
Doctoranda del Doctorado de Salud Pública-UCES.
Directora General de Clínica Psiquiátrica DHARMA.
Las formas de la muerte en pandemia
En el presente escrito nos detendremos en las situaciones complejas que se han presentado en el contexto de pandemia , planteando especialmente las diferentes formas que adquirió la muerte y/o la ideación de muerte y los factores que han determinado la modalidad de las mismas.
Si bien existe un prejuicio y rechazo a hablar de la muerte, la negación como mecanismo , es una manera, a través de la evitación, de tener presente la muerte, de la que no se quiere saber, pero se sabe, pues la única certeza que tiene el hombre es la idea de la muerte propia , o la experiencia de la muerte en el otro , es además lo que lo angustia, y por otro lado teme, ya que ambos sentimientos coinciden para algunos, con la ausencia de garantías religiosas (1).
Los animales no sienten angustia frente a la muerte pues no saben de ella , solo viven el hoy, no hay destino, no hay futuro.
Podemos considerar que la muerte es el motor de la vida, le da sentido no sólo a la construcción subjetiva de cada individuo, más aún, a decir de Georges Bataille, el hombre es la muerte que una vida humana vive (2). También le otorga dimensión y cuantificación al tiempo que desde ya, nos es limitado. En este sentido nos ilustra Jorge Luis Borges en el cuento “El Inmortal” (3) , cuando describe un hecho que le ocurrió a un ser inmortal: “:…un hombre se despeñó en la más honda cantera; no podía lastimarse ni morir, pero lo abrasaba la sed; antes que le arrojaran una cuerda pasaron setenta años. Tampoco interesaba el propio destino.” . Actualmente se persigue “la inmortalidad” como fin , sin embargo en la pandemia la muerte ha recobrado vigencia.
Podemos circunscribir varias modalidades, en principio la muerte causada por impacto directo del virus y otras por las consecuencias de su presencia en el contexto de pandemia. Morir a causa del virus ; morir en soledad afectiva en terapia intensiva; morir por abandono familiar; morir en aislamiento social; morir por pasaje al acto; y como paso previo a la posibilidad de muerte, asistimos el Intento de suicidio e ideación suicida, especialmente en adolescentes.
Para Emmanuel Lévinas (4), existe una dimensión social y compartida de la muerte ya que lo que sabemos de ella nos viene de la experiencia del otro, por lo tanto lo que más impacto social produjo es la circunstancia de la muerte en soledad afectiva en terapia intensiva, observamos y presenciamos relatos angustiantes de familias que no podían despedirse de sus afectos.
Sin embargo, Philippe Ariés (5) , sostiene que este fenómeno es preexistente a la situación de pandemia, pues la muerte en soledad en terapia intensiva, es un fenómeno que comenzó con la aparición de la tecnomedicina como consecuencia de la exigencia social de” inmortalidad”, de la prolongación de la vida más allá de lo posible. Señala además que en los inicios de la modernidad, a fines del siglo XVIII comenzó la mudanza de la muerte desde la casa del moribundo al hospital de los médicos.
1- Jean-Luc Nancy,”UN VIRUS DEMASIADO HUMANO”, Adrogué: Ediciones La Cebra 2020
2- Georges Bataille, “HEGEL, LA MUERTE Y EL SACRIFICIO”, Editado por elaleph.com
3- Jorge Luis Borges “El Aleph”, OBRAS COMPLETAS, Buenos Aires: Emecé Editores 2006
4- Emmanauel Lévinas,Dios, la Muerte y el Tiempo , 1994, Madrid :Cátedra.
5- Philippe Ariés, “Morir en Occidente”, Buenos Aires : Adriana Hidalgo Editora, 2007
La proximidad de la muerte transformaba la habitación del moribundo en una suerte de espacio público que luego por efecto de los avances tecnológicos, fue transformándose en un asunto de la medicina.
En ciertas familias, la situación pandemia, les devuelve lo que Sigmund Freud (6) llamó lo siniestro familiar, que es aquello familiar que debe permanecer oculto y se muestra justo allí donde se hace presente la muerte en soledad institucional .En realidad el paciente ya estaba solo, la soledad familiar era previa, pero como de “eso no se habla” porque incomoda , se proyecta en lo institucional como malestar, debido a la restricción de visitas.
Durante el ASPO (aislamiento social preventivo obligatorio) se produjeron diferentes formas de muerte , motivadas por la excesiva presencia o el abandono familiar
En familias con características abandónicas , tanáticas hacia un integrante del grupo, el aislamiento con la imposibilidad del desplazamiento, fue un factor que de alguna manera utilizaron para justificar la ausencia en los cuidados que debían propinar al integrante vulnerable. Nos referimos a aquellos pacientes que vivían solos, semidependientes, y que no recibieron la atención familiar necesaria, murieron solos, rodeados de insectos o por sobredosis de sustancias tóxicas o alcohol o por falta de atención médica a su sintomatología clínica, ya que en general estos pacientes no demandan la consulta.
Por el contrario, en aquéllas familias intrusivas, disfuncionales , hostigadoras, es justamente donde han ocurrido las descompensaciones más severas como defenestraciones, intento de ahorcamiento de adolescentes en sus habitaciones, sobreingesta medicamentosa, intentos de suicidio a lo bonzo, intentos de homicidio, sólo por nombrar algunos de los motivos de internación recibidos pues los pacientes debieron convivir durante el ASPO sin otra salida más que la descompensación
Urgencias e internaciones se vieron incrementadas en un 30% aproximadamente en la población adolescente a medida que transcurría el tiempo pandémico, sin contacto físico entre ellos. Este hecho demuestra que no ha sido suficiente la vinculación por vía virtual. El adolescente necesita contacto entre pares, contacto visual y corporal, comunicación personal, armado de tribus (7), lenguaje propio, canalización del desborde hormonal, transcurrir el proceso hacia la madurez neurológica con la experiencia social-comunitaria, complicidad….las pantallas no alcanzan. Con el aislamiento se ha corrido el velo de pensar que la vinculación virtual como la modalidad epocal adolescente de comunicación, es suficiente para la construcción subjetiva y colectiva (8), y sin embargo deja entrever que es uno de los nombres de la imposibilidad de los adultos para comprender, acompañar o hacerse cargo de las necesidades de los adolescentes..
6- Sigmund Freud, Obras Completas,Buenos Aires, Amorrortu Editores, 2004
7- Horstein, Maria. Adolescencias Contemporàneas.(CABA, Psicolibro 2015)
8- Donzino, Gabriel. Culturas Adolescentes, subjetividades,contextos y debates actuales (CABA, Noveduc 2015)
Liliana Graciela González, 2021