
Médico. Consultor independiente en nutrición y salud pública materno infantil.
Médico de la UBA. Médico pediatra de la Sociedad Argentina de Pediatría. Magister Scientificae en Nutrición Pública del INCAP OPS/OMS.
Integra la Subcomisión DOHaD y los Comités Nacionales de Nutrición, de Crecimiento y Desarrollo y de Lactancia Materna de la Sociedad Argentina de Pediatría e integra el Consejo Asesor de Archivos Argentinos de Pediatría. Integra el Frente por una Niñez y Adolescencia Protegida y el Consejo Consultivo de Barrios de Pie. Administra el grupo Nutrición Pública en Facebook.
Docente de la Maestría en Nutrición Humana del IDIP Universidad Nacional de La Plata.
La lactancia humana como primer acto de soberanía alimentaria
La lactancia materna es la alimentación natural a la que están biológicamente ligados todos los mamíferos desde hace 200 millones de años en la primera etapa de la vida extrauterina. Los humanos, además de la lactancia como hecho biológico se le agrega a ésta una connotación cultural como producto de lo social en un determinado tiempo y espacio.
El derecho a la alimentación aparece en 1945 con la creación de la Organización de las Naciones Unidas y la Organización para la Agricultura y la Alimentación. Este derecho se enmarca en el sistema de promoción y protección de los derechos humanos, donde el Estado es el Garante de Derechos y las personas son los Sujetos de Derechos .(1)
La lactancia humana, propia de nuestra especie Homo sapiens-sapiens, (2) es el modo de proveer el alimento primordial de nuestra especie en la primera infancia. La cultura y la tecnología han ido promoviendo la utilización de otras alternativas alimentarias para los inicios de la vida extrauterina que en ciertas y muy limitadas circunstancias pueden justificarse. Sin embargo, la alimentación con leche humana es la elección primera y principal. La recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) junto con UNICEF, el Ministerio de Salud de la Nación, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), la Asociación Latinoamericana de Pediatría (ALAPE) y muchas otras sociedades científicas del mundo es que los niños deben ser alimentados exclusivamente con leche humana durante los primeros seis meses de vida, y luego incorporar alimentación complementaria adecuada, pero continuando con la lactancia hasta los dos años y más. Forman parte de las recomendaciones el contacto piel a piel en el post parto inmediato, la puesta al pecho dentro de la primer hora de vida y a libre demanda, y el alojamiento conjunto porque contribuyen a que la lactancia sea exitosa al inicio y persistencia durante el tiempo indicado. (3)
Es claro entonces, que la práctica de la lactancia humana está muy mediada por la cultura, para bien y para mal. El acto de amamantar es un acto de la cultura y por lo tanto está profundamente influido por las tradiciones, usos y costumbres propios del grupo social en un lugar y tiempo determinados. Es decir que una mujer alimenta a su hijo recién nacido inserta en un entorno que lo facilita o lo obstaculiza. Por ello, el acto de amamantar no es ya un acto de exclusiva decisión y responsabilidad individual sino una respuesta mediada por las influencias de toda una sociedad. (4) Por ser la lactancia el primer acto de alimentación en el curso de vida, se inscribe dentro del concepto de soberanía alimentaria.
La soberanía alimentaria es un concepto que surge de las organizaciones campesinas, nucleadas en Vía Campesina, con el objetivo de colocar en el debate público tanto los derechos como las necesidades alimentarias de consumidores y productores y de alertar sobre las prácticas agrícolas que dañan el ambiente como una mirada que amplía el concepto academicista de seguridad alimentaria de la década de 1970. (5) Este concepto de soberanía alimentaria, hoy aceptado por FAO, y contrapuesto al de seguridad alimentaria, pone el foco en las necesidades de la población y su derecho a la alimentación en contraste al de seguridad alimentaria que ignora las realidades socioculturales de los pueblos. La soberanía alimentaria es respetuosa del ambiente y del equilibrio de la biodiversidad que son también condiciones necesarias que contribuyen al control del cambio climático.
La leche humana es un recurso natural, seguro y renovable disponible directamente desde su fuente de producción, el pecho materno, al propio consumidor que es el bebe sin ningún tipo de intermediación ni gastos adicionales (preparación, transporte, empaquetado, promoción, entre otros). La lactancia tiene amplios beneficios para la madre y el niño más allá de los meramente psicológicos, nutricionales e inmunológicos. En la madre hay disminución del riesgo de desarrollo de cánceres de ovario y de mama. En el bebé, disminuye el riesgo de desarrollo de síndrome de muerte súbita, retinopatía del prematuro, otitis media aguda, enfermedad diarreica aguda, infección respiratoria y urinaria durante la lactancia, así como de desarrollo de diabetes, hipertensión arterial, hipercolesterolemia, enfermedad intestinal, obesidad en la edad adulta. (4)
En igual sentido, la falta de lactancia humana produce un aumento de la carga de enfermedad de la población y altos costos económicos derivados de ello. Una estimación hecha sobre la base de la incidencia de morbilidad atribuible a la no lactancia en la madre y el niño suma un costo anual combinado del tratamiento de la morbilidad y el costo de la mortalidad de 300 millones de dólares anuales para la República Argentina y de otros 4.000 millones de dólares por pérdidas cognitivas, todo ello calculado a partir de la modelización desarrollada por Alive & Thrive. (6) (7) Estos costes no consideran los efectos ambientales perjudiciales de la elaboración de fórmulas, transportes y uso de recursos naturales. Por caso, se necesitan 4000 litros de agua para producir 1 kg de fórmula artificial. (8) Es decir que cuando se atribuye la pandemia de COVID-19, entre otros factores al cambio climático y al sistema alimentario global, el tipo de alimentación “occidental” con alta proporción de alimentos procesados es un determinante muy importante. (9)
Según la OMS, las razones médicas de indicación temporal o a largo plazo de fórmulas artificiales son excepcionales.(10) La amplia mayoría de las razones de su uso derivan de razones no médicas como violaciones al Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna, como la falta de apoyo en el control y seguimiento postalta, escaso tiempo de licencia laboral, ausencia de facilidades en el lugar de trabajo y/o los espacios públicos comunes, estereotipos mediáticos, que no facilitan y sí obstaculizan la lactancia humana.
Promover la lactancia es por estas razones, una manera costo efectiva de contribuir a la prevención de enfermedades en el curso de vida y mejorar la calidad de vida. La lactancia materna genera ahorros en los costos de atención médica; por lo tanto, podría ser una opción rentable en comparación con otras alternativas. Las políticas públicas orientadas a promover, apoyar y proteger la lactancia materna contribuyen también al cuidado del medio ambiente, mejorar el cambio climático y, por sobre todo, a garantizar, respetar y proteger la salud y el derecho a la mejor alimentación y nutrición del niño.
Aún en las condiciones de cuidados especiales que requiere la situación sanitaria de la pandemia de COVID-19, no es un argumento suficiente para la separación de la madre y el niño, ni aún en caso de contagio de la madre, si sus condiciones vitales lo permiten. No hay evidencia de la transmisión vertical del virus ni por vía transplacentaria ni por leche materna. Los beneficios de la lactancia materna superan ampliamente los eventuales riesgos, aún en el caso de lactancia directa, siempre que se respeten los cuidados de contacto y aislamiento por gota. Se ha demostrado además la presencia de anticuerpos maternos específicos (IgA e IgG) en mujeres inmunizadas o con antecedentes de infección previa. (11) (12) (13)
Nunca es suficiente enfatizar la importancia que tiene para la madre y el niño la lactancia humana, más aún en momentos de crisis, y cómo afecta la pérdida de la misma a la salud de la madre y del niño y de la salud global de la población.
Bibliografía
(1) Filardi, M. El Estado como garante del derecho humano a la alimentación. En: M. Gorban, C. Carballo, M. Paiva, V. Abajo, M. E. Filardi, M. Giai, y otros. Seguridad y Soberanía Alimentaria. (Primera edición ed.). 2011 Buenos Aires, Argentina: Colección Cuadernos. Accesible en: https://casamdp.files.wordpress.com/2013/08/seguridad-y-soberanc3ada-alimentaria.pdf
(2) Valdebenito, C. Definiendo Homo sapiens-sapiens: aproximación antropológica. Acta Bioethica 2007; 13(1):71-78. Accesible en: https://scielo.conicyt.cl/pdf/abioeth/v13n1/art08.pdf
(3) Organización Mundial de la Salud. Alimentación del lactante y del niño pequeño. 2020. Accesible en: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/infant-and-young-child-feeding
(4) Victora C, Bahl R, Barros A et al. Breastfeeding in the 21st century: epidemiology, mechanisms, and lifelong effect. Lancet 2016; 387: 475–90
(5) Díaz Córdova, D. Soberanía alimentaria: algunas ventajas de un concepto surgido de las bases campesinas. Sociales en Debate, 2007;45-50
(6) Walters DD, Phan LTH, Mathisen R. The cost of not breastfeeding: global results from a new tool. Health Policy and Planning 2019; 34: 407–417
(7) https://www.aliveandthrive.org/en/country-stat/argentina, estimado el 20 de junio de 2021
(8) Rollins N, Bhandari N, Hajeebhoy N et al. Why invest, and what it will take to improve breastfeeding practices? Lancet 2016 ; 387: 491–504. Accesible en: https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(15)01044-2/fulltext
(9) Abeyá Gilardon E. La situación nutricional de niñas, niños y adolescentes de la República Argentina. Rev. Hosp. Niños (B. Aires) 2014;56(253):96-101
(10) WHO, UNICEF. Razones médicas aceptables para el uso de sucedáneos de leche materna. WHO/NMH/NHD/09.01. 2009. Accesible en: http://whqlibdoc.who.int/hq/2009/who_fch_cah_09.01_spa.pdf
(11) Sociedad Argentina de Pediatría. COVID-19 en Argentina, ¿en qué situación epidemiológica estamos? Arch Argent Pediatr 2020; Suplemento COVID:c8-c15. Accesible en: https://www.sap.org.ar/docs/publicaciones/archivosarg/2020/Suplemento_COVID-19_completo.pdf
(12) Ministerio de Salud. Recomendaciones para la Atención de Embarazadas y Recién Nacidos con Relación a COVID-19. Actualización. 16 de Junio de 2021. Buenos Aires. Accesible en: https://bancos.salud.gob.ar/sites/default/files/2021-06/Covid-19-recomendaciones-atencion-embarazadas-recien-nacidos_16-6-21%29.pdf
(13) Sociedad Argentina de Pediatría. “Lactancia, Covid-19 y vacunación. 2021. Accesible en: https://www.sap.org.ar/uploads/archivos/general/files_lfiles_lactancia-y-vacuna-covid_1615557763.pdfactancia-y-vacuna-covid_1615557763.pdf