
Medica cirujana egresada de la Universidad Nacional de Córdoba.
Magister en Salud Pública de la Universidad Nacional de Córdoba.
Especialista en Auditoría Médica – Sociedad Argentina de Auditoría Médica.
Especialista en Auditoría Médica – Consejo de Médicos de la Provincia de Córdoba.
Consultora en Calidad de Atención Médica en proyectos nacionales e internacionales.
Reconocimiento nacional a la Trayectoria en Auditoría en Salud- SADAM 2012 Diplomada en Evaluación de Calidad de Servicios de Salud – UCASAL – 2018.
Directora del Centro de Estudios de Calidad de Atención Medica- Escuela de Salud Pública – UNC desde 2012 a la fecha.
Ex Presidente de la Sociedad de Auditoría Médica de Córdoba periodo 1996 -1998 Socia Fundadora y Primer Presidente de Asacam 1999-2001.
Socia fundadora y Miembro de Comisión Directiva del ITAES – Buenos Aires.
Profesora Adjunta de la Escuela de Salud Pública de la U.N.C.
Eventos adversos de la pandemia
Si algo ha puesto de manifiesto la pandemia ha sido la cantidad y variedad de eventos adversos que la misma presenta tanto para los pacientes, como para todos los miembros del equipo de salud.
En el caso de los pacientes y sus familias dichos eventos han sido originados más en las normas y directivas que fue necesario poner en marcha desde el Sistema de Salud tanto Nacional como Provinciales, que en la atención médica específica.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) expresa “Los eventos adversos pueden estar en relación con problemas de la práctica clínica, de los productos, de los procedimientos o del sistema. La mejora de la seguridad del paciente requiere por parte de todo el sistema un esfuerzo complejo que abarca una amplia gama de acciones dirigidas hacia la mejora del desempeño; la gestión de la seguridad y los riesgos ambientales, incluido el control de las infecciones; el uso seguro de los medicamentos, y la seguridad de los equipos, de la práctica clínica y del entorno en el que se presta la atención sanitaria.”
“Pero la llegada de esta Pandemia, ha incorporado fuertemente el concepto de que es necesario garantizar la seguridad de los trabajadores de la salud para preservar la de los pacientes y ha puesto de relieve hasta qué punto la protección de los trabajadores de la salud es clave para el funcionamiento del sistema de salud y de la sociedad. La COVID-19 ha expuesto a los trabajadores de la salud y a sus familias a niveles de riesgo sin precedentes.
La COVID-19 ha golpeado duramente a todos los países, pero su impacto ha sido más acusado en las comunidades que ya eran vulnerables, que están más expuestas a la enfermedad, que tienen menos probabilidades de acceder a servicios de salud de calidad y que tienen más probabilidades de sufrir consecuencias adversas como resultado de las medidas aplicadas para contener la pandemia. Por eso ha propuesto varias medidas, entre ellas Garantizar la recopilación y el uso de datos sanitarios oportunos y fiables.
La pandemia también de los riesgos físicos, ha ejercido niveles extraordinarios de estrés psicológico sobre los trabajadores de la salud expuestos a entornos de gran demanda durante largas horas, los cuales viven con el temor constante de estar expuestos a la enfermedad mientras están separados de sus familias y se enfrentan a la estigmatización social” (OPS 7 ABRIL 2021 DIA MUNDIAL DE LA SALUD).
Por lo precedente, la OMS ha formulado “cinco pasos para mejorar la seguridad de los trabajadores de la salud y la seguridad de los pacientes”:
1. Establecer sinergias entre las políticas y estrategias de seguridad de los trabajadores de la salud y de seguridad de los pacientes.
2. Elaborar y aplicar programas nacionales a favor de la salud y seguridad en el trabajo de los trabajadores de la salud.
3. Proteger a los trabajadores de la salud frente a la violencia en el lugar de trabajo.
4. Mejorar la salud mental y el bienestar psicológico
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5. Proteger a los trabajadores de la salud frente a los peligros físicos y biológicos” (2 OMS Comunicado de Prensa 17 Setiembre 2020).
La médica psiquiatra argentina y experta en adicciones Geraldine Peronace, expresa “los síntomas principales que presentan las personas están relacionados con estrés crónico: tensión física y/o psíquica (emocional), frustración, irritabilidad, nerviosismo, alteración en el sueño, dolores musculares, hipertensión arterial, diabetes, depresión, problemas de piel, etc”. “Muchas personas no encuentran formas saludables de poder lidiar con esta situación y muchas otras lo encuentran con el uso y abuso de sustancias legales e ilegales así como también con la adicción a la tecnología, apuestas online y el aumento de oferta de sexo online”, analizó la experta, para quien “cualquier vía de escape al disconfort les es útil como paliativo a este malestar de sentirse encerrados, coartados, frustrados, con un presente y un futuro incierto y a que todas las adicciones en un primer momento van a liberar sustancias que son neurotransmisores que median el placer / el buen estado de ánimo en los seres humanos”.
Un nuevo estudio de la Universidad de Oxford, publicado en la revista TheLancetPsychiatry, ha descubierto que una infección también puede tener consecuencias psicológicas, con síntomas que incluyen depresión y ansiedad. Los investigadores revisaron los registros de salud electrónicos de más de 236.000 pacientes de COVID-19, en su mayoría de los Estados Unidos, y encontraron que al 34% se le había diagnosticado una afección psiquiátrica o neurológica en los seis meses posteriores a la infección con el coronavirus.
Afecciones neurológicas como accidentes cerebrovasculares y demencia fueron raras, pero el 17% de los pacientes con COVID-19 fueron diagnosticados con trastornos de ansiedad y el 14% con trastornos del estado de ánimo, incluida la depresión. Los investigadores de Oxford también observaron dos grupos de control de pacientes con influenza y pacientes con cualquier infección del tracto respiratorio (excepto COVID-19) para asegurarse de que sus números no solo reflejaran la experiencia del público en general viviendo una pandemia.
«Nuestros datos realmente llaman la atención sobre la escala del problema», dijo a DW el autor principal del estudio, Paul Harrison. «Esto resalta la idea de que el COVID tiene consecuencias para las personas, incluso si estas no van al hospital».
Para el profesor Harrison, “lidiar con el estrés de saber que tienes COVID, tener que aislarte, preocuparte por tu trabajo, tu futuro, tu salud, esa es la explicación más probable para esos diagnósticos».
El documento del Grupo Pais “EQUIPO DE SALUD EN LA PANDEMIA COVID 19” expresa claramente “Esta pandemia ha expuesto a todo el equipo de salud a riesgos físicos, biológicos y psicológicos, sin contar con las condiciones básicas para controlar, mitigar y hacer frente a las consecuencias graves e incluso irreversibles de la pandemia. Es así que por Decreto 367/20, esta enfermedad ha sido considerada de tipo ocupacional, debido al riesgo laboral y por sus consecuencias psicológicas[1]. Resulta primordial entonces, implementar medidas con carácter de urgente que valoricen la tarea. Es menester por ello, que el salario sea remunerado en función del riesgo al que se exponen, tanto por tratar se de trabajo insalubre como así también respecto de la situación de anormalidad y con características de catástrofe en las que se encuentran envueltos.”
[1]InfoLEG – Ministerio de Justicia y Derechos Humanos – Argentina