Claudia Najul

Farmacéutica. Egresó como farmacéutica de la Universidad Juan Agustín Maza de la provincia de Mendoza, completando su formación como especialista en Economía y Gestión de Servicios de Salud en la Universidad ISALUD.
Su carrera como sanitarista en el área de salud pública comenzó como farmacéutica en el Hospital Luis Lagomaggiore y luego como Jefa de Sección de Farmacia del mismo Hospital. Se desempeñó como asesora en el Área de Salud de la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza y como Directora Provincial de Farmacología del Ministerio de Salud de la provincia de Mendoza (1999-2003).
También fue Directora Provincial de Planificación de Servicios de Salud del Ministerio de Salud de la provincia de Mendoza (2003-2007) y se desempeñ ó como Ministra de Salud, Desarrollo Social y Deportes de la provincia de Mendoza en el año 2016.
Ha liderado proyectos de reformas estructurales en la implementación de políticas de uso racional de medicamentos y dimensionamiento de la red sanitaria. Además ha participado y promovido la regionalización sanitaria y la formación de una red de servicios de salud basada en la estrategia de atención primaria de salud.
En el área legislativa se desempeñó como Senadora provincial por la UCR (2014-2016), presidiendo la Comisión de Derechos y Garantías (2014-2016) y la Comisión de Género y Equidad del H. Senado (2016), y siendo Secretaria de la Comisión de Salud de la misma Cámara, además de ser designada Presidenta del Bloque de Senadores de la UCR en el año 2016.
Es actualmente Diputada Nacional y ocupa el lugar de vicepresidenta de la Comisión de Adicciones y Salud Mental y Secretaria en la Comisión de Salud, integrando además las Comisiones de Mujeres, Géneros y Diversidad, Deportes, Discapacidad y Familia, Niñez y Adolescencia.
En su rol legislativo se destacan sus proyectos en el área de la salud y el desarrollo social, especialmente en defensa de los derechos de las mujeres, primera infancia, niñez y adolescencia.
En el área de la docencia se ha desempeñado como profesora en la cátedra de Fármaco-Economía y Economía de la Salud de la Facultad de Farmacia de la Universidad Juan Agustín Maza.
Déficits y asuntos pendientes en la gestión de la pandemia
El avance de la pandemia no solamente ha puesto a prueba y evidenciado las limitaciones de los sistemas de salud en todo el mundo, sino también del marco institucional de los Estados para procesar la gravedad de una crisis que excede el ámbito sanitario.
Desde hace tiempo vivimos en un mundo en el que la incertidumbre es moneda corriente. Donde la capacidad de adaptación a nuevos escenarios es fundamental para progresar. Pero el coronavirus ha llevado las cosas a un nuevo nivel; los liderazgos político-institucionales son cuestionados todos los días por las nuevas necesidades de la sociedad, la creciente desigualdad y la siempre peligrosa falta de confianza en la democracia como forma de gobierno, que llevado en no pocos países a la consolidación de tendencias autoritarias y antisistema.
En esta coyuntura se hace imposible disimular la desconexión entre la agenda de los gobernantes y las necesidades de la gente de a pie. En la administración de una crisis de características inéditas como la actual hay una dimensión insoslayable que distingue a los buenos gobiernos de los mediocres y malos: la capacidad de gestionar con transparencia y apertura política.
El negocio montado en el aeropuerto de Ezeiza con un laboratorio encabezado por monotributistas sin antecedentes en el sector, es una muestra más de lo que los argentinos vivimos con las vacunas y los sobreprecios en los alimentos hace un año.
Con quince meses de pandemia a cuestas, resulta increíble que los operativos de testeos, trazados de contactos y aislamientos focalizados hayan siempre corrido atrás de la emergencia sanitaria. Al día de hoy tenemos un déficit muy importante en materia de información epidemiológica que impacta directamente en la calidad de las políticas públicas. Cuando el diagnóstico es incompleto o llega tarde, por más buenas intenciones que haya, es imposible intervenir con previsibilidad y eficiencia en el terreno. Los países que mejor han gestionado la pandemia (no sin sobresaltos, a los que están expuestos todos los actores que enfrentan un virus del que hace unos meses se sabía poco y nada) tienen un denominador común: lograron conjugar la imprescindible rapidez y determinación para tomar decisiones fuertes con una comunicación honesta y directa con la ciudadanía. En ese campo, huelga decirlo, estamos años luz atrás.
El Congreso de la Nación viene ejerciendo un rol fundamental para darle voz a los reclamos de la gente y exigir las explicaciones que los funcionarios esquivan cada vez que se paran frente a un micrófono. Este 2021 es un año electoral; lejos de mirar para otro lado, debemos hacernos cargo de la responsabilidad que tenemos como espacio político para ganar las bancas que necesitamos para potenciar nuestra voz y concretar las iniciativas que hoy se cajonean sin siquiera debatirlas.
Desde abril del 2020, cuando percibimos que el Gobierno descansó en el aislamiento como única medida para sortear la pandemia, sugerimos ampliar el comité de asesores para darles espacio a disciplinas esenciales como la educación, la salud mental y la sociología. Hoy sigue siendo una deuda pendiente, ya que no vislumbramos una estrategia integral que amalgamen las políticas que se implementan en distintas áreas.
Hay muchísimo por hacer y mejorar. Nadie niega las enormes dificultades que trae aparejada la pandemia, pero sí estamos convencidos que podemos mitigarlas con una rectificación profunda del abordaje estatal que se impuso hasta el momento. Tenemos los recursos humanos y el compromiso cívico para hacerlo.
Claudia Najul, 2021